Viaje a Tahití: Persiguiendo la Ola de Mis Sueños
- Viviana Araya

- 10 nov
- 4 Min. de lectura

Todo empezó con una simple pregunta:
«¿Dónde te gustaría pasar tu próximo cumpleaños?»
Sin dudarlo, respondí:
«En Teahupo'o, Tahití.»
Porque allí, justo allí, está la ola de mis sueños.

Meses después, el destino quiso que me invitaran a un viaje a Tahití con un equipo que iba a filmar una película de body surf en algunos de los lugares más fotogénicos del planeta. Me preguntaron si quería surfear y ayudar con el rodaje. El billete ya estaba pagado; solo tenía que cubrir mis gastos de comida y alojamiento.
No lo dudé ni un segundo: dije que sí, y así empezó la aventura.

La Idea del Viaje
El propósito era claro: entrenar en olas tubulares, conectar con la cultura y la gente local y, sobre todo, perfeccionar mi técnica de surf en olas más exigentes y técnicas.
Fue una combinación de viaje espiritual, entrenamiento físico y experiencia cinematográfica.
Tahití es un lugar que te enseña desde el primer día, no solo a surfear mejor, sino a vivir con mayor plenitud, en mayor armonía con la naturaleza.

La Cultura, la Gente y la Comida
Lo primero que me sorprendió fue el espíritu de su gente.
Los tahitianos son increíblemente generosos, pacíficos y humildes. Se saludan juntando sus frentes, como un beso a su tercer ojo, su visión espiritual.
Viven a un ritmo más relajado, todos se conocen y te reciben con una sonrisa sincera. Tienen algo que te hace sentir cómodo y a gusto.

La gastronomía tahitiana es toda una aventura.
Mi plato favorito fue el poisson cru, pescado crudo marinado en zumo de lima y leche de coco: una explosión de frescura y sabor. Se consume mucho pescado y tubérculos locales, y también hay una fuerte influencia francesa: baguettes, croissants, pasteles y platos mediterráneos.
Lo más especial es la calidad de los ingredientes: todo es fresco, natural y lleno de vida. Comer en Tahití es una experiencia sagrada.

La Ola: Teahupo’o
Y por supuesto, Teahupo’o.
Esa ola que tantas veces había visto en videos estaba ahora justo frente a mí.
Tuve la suerte de surfearla varios días: algunos con olas de 1,2 a 1,8 metros, otros con olas de 1,8 a 2,4 metros, y cada sesión fue única.

La ola es potente, rápida y perfectamente cilíndrica.
Su tubo es tan grande que podrías imaginar una casa dentro. El agua es de un azul prístino y cristalino, con matices hipnotizantes. Pero también es una ola exigente y peligrosa: el arrecife está cerca, es muy poco profundo y la energía del océano allí es pura, sin filtrar.
Cuando el sol toca el agua, los rayos se reflejan en la ola con un brillo casi cegador.
Estar frente a Teahupo'o es presenciar la belleza y el poder puros del mar.

Otra ola que me encantó fue Taapuna, con su magia y ritmo únicos, perfecta para perfeccionar mi técnica y disfrutar del flow. Una de mis mejores sesiones en mi viaje a Tahití fue en Taapuna con mi amiga Sarah, que practica bodyboard. Una mañana la ola estaba increíble; solo estábamos nosotras dos, un par de locales en el agua y algunos camarógrafos. Ese día conseguimos pillar varias olas buenas, y algunos nos grabaron, lo cual fue muy divertido. Estoy muy agradecida a Sarah, que fue muy amable y me llevó a nadar con mantarrayas y tiburones. Me enseñó sus olas favoritas y me llevó a comer a deliciosos locales: poke bowls, pizza y helado.

La Economía: Tahití No es Barato
Tahití es una isla, y eso se refleja en los precios. Todo cuesta entre dos y tres veces más que en otros lugares, pero la calidad lo justifica.
Por ejemplo, el alojamiento en Teahupo'o puede costar alrededor de 40 dólares por noche en un hostal compartido.
En cuanto a la comida, calcula un gasto de entre 50 y 80 dólares al día, aunque si cocinas, puedes reducirlo a la mitad.
La clave está en planificar, viajar con otros viajeros y adaptarse al ritmo local.

Lo Que Tahití Me ha Enseñado
La mayor lección fue simple pero profunda:
Hay que atreverse a vivir los sueños.
Soñé con visitar Teahupo'o durante diez años, y finalmente ese sueño se hizo realidad.
Surfeé olas grandes, tubulares y potentes… y con cada una, rompí no solo una barrera física, sino también una mental.

Comprendí que el único límite es la mente y que nuestras creencias limitantes son los verdaderos obstáculos.
Cuando confías en tu poder, trabajas con disciplina y mantienes la fe, la magia sucede.
A veces los sueños tardan en hacerse realidad, pero siempre se cumplen; solo tienes que seguir intentándolo, estar presente cuando el universo diga: «Es tu turno».

Conceptos Que Me Llevo
• El espíritu de la gente: generosidad, humildad y unidad
• Un entorno natural asombroso e impoluto: naturaleza pura, intacta y vibrante
• La forma y la energía de las olas: perfectas, poderosas, sagradas
• Fuerza, color, arrecife: todo en equilibrio, todo con un propósito
• Idioma y cultura: francés y tahitiano, una mezcla de dulzura, respeto y ritmo isleño
• Donde realmente vive el espíritu Aloha

En Resumen
Tahití no es solo un destino de surf; es una puerta de entrada a una versión más auténtica de ti mismo.
Allí, entre el océano y las montañas, entre la playa y el mar, Tahití es un paraíso para los surfistas.rrels and the smiles, I understood that life is about flowing, trusting, and daring to dream big.







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